El Milagro del sector primario en nuestra tierra tiene un alto precio
Si un milagro es un hecho no explicable por las leyes naturales y que se atribuye a la intervención sobrenatural de origen divino. Mucho no dista esta explicación a lo que hoy en día fundamenta nuestro modelo de autoabastecimiento de productos de primera necesidad y que nuestra gente del campo y la mar logra pese a la vicisitud que le acucia.
No es de extrañar que exista una enorme preocupación en la sociedad por el incremento de los precios que han experimentado los productos que se obtienen del sector primario pues, al fin y al cabo, se trata de lo elemental a lo que hay que acudir diariamente para poder vivir.
Nuestro sector primario sufre un “stress constante”, por un lado, tiene que hacer frente a todas las exigencias europeas para estar al día con respecto a una normativa impuesta y que muchas veces no entiende de las pequeñas dimensiones que caracterizan la agricultura familiar en nuestra tierra. Por otro lado, hay unos condicionantes que no dejan de sumarse y que dejan poco margen para poder tener un rédito suficiente como para vivir de la actividad.
El incremento desmesurado de los insumos, es decir, cualquier elemento que interviene en el proceso productivo y se consume en dicho proceso, como las semillas, plantas, los abonos o fertilizantes, productos fitosanitarios, combustibles, energía, agua, etc., no han hecho más que subir de precio. Y el coste salarial como consecuencia del incremento de los sueldos afecta también en los márgenes, de ahí que no queda más remedio que repercutirlo en el precio final de los productos agroalimentarios.
En Canarias también sufrimos y estamos marcados por la crisis climática, los datos lo confirman: 2023 ha sido el peor año de la historia –desde que hay registros– en lo que respecta a la meteorología. Esto ha provocado graves pérdidas en la agricultura con una sequía galopante, y con efectos claros en toda la cadena alimentaria, en forma de encarecimiento de los precios hacia los consumidores.
La aparición de nuevas plagas que recientemente han puesto en jaque al cultivo más señero de nuestra tierra, la papa, y la falta de relevo generacional, más todo lo expuesto con anterioridad no dejan lugar a dudas, vivir del sector primario en Canarias es algo más que heroico, es milagroso.
Los mercados de productos locales (mercadillos, agromercados, etc) implantados en toda la geografía de Tenerife, suponen toda una oportunidad y un halo de esperanza para las familias que están al frente de las pequeñas producciones agropecuarias. Este canal corto de comercialización evita la intermediación y permite un trato directo entre productores y consumidores. La asistencia a estos espacios comerciales en el medio rural por parte de muchas personas atraídas por la calidad y frescura ofertada viene siendo todo un salvavidas. Obviamente se trata de personas sensibles y conocedoras de la realidad conscientes de que con su acción de compra están haciendo un bien, dispuestas a pagar lo justo, pese al precio, para que las familias vivan dignamente de su actividad principal.
Estos puntos de encuentro suponen todo un pilar socioeconómico para muchos pueblos de medianías, de hecho, su existencia contribuye de manera importante en mantener viva su identidad rural. Desde el Mercado de Tegueste no tenemos palabras para agradecer la fidelidad de nuestros clientes y animamos a todos cuantos puedan a subirse en una corriente en defensa y apoyo hacia nuestro sector primario, concretamente hacia las personas que han decidido dedicarse a la agricultura, la ganadería y la pesca en Canarias.